Sabemos que existen diferentes tipos de cera generales que son la fría, la tibia y la caliente, depilarse con cera significa arrancar los pelos de raíz y en consecuencia que aparezca un vello más débil y menos abundante. Normalmente una vez al mes se debe realizar la acción y cuanto más tiempo se repitan las sesiones, más rápida será la debilitación, etc.

Lo bueno de la cera es que no hace falta que se realice fuera de casa, en centros específicos ni en manos de profesionales, ya que es fácil y cómoda de hacer y uno mismo puede.

Siempre se debe aplicar en el sentido del crecimiento del pelo y retirar en el sentido contrario al crecimiento del pelo para que el resultado sea eficaz Podemos encontrarnos con diferentes tipos de cera, apropiadas para según que características del vello y a gusto y comodidad del usuario:

Cera caliente: Se recomienda su uso para pelo muy fuerte en cualquier parte del cuerpo, se puede reutilizar pero siempre debería esterilizarse y filtrarse para obtener una cera más higiénica sin restos de vello. Se aplica con una espátula.

Cera tibia: Se usa para todo tipo de pelos en cualquier parte del cuerpo, no se reutiliza, su envase es el recipiente de uso posterior y es rápida e higiénica. Se puede aplicar con espátula o roll on y se retira con bandas de papel.

Cera fría:Es buena para personas que sufren una mala circulación. Viene directamente incorporada en bandas de papel pero su resultado no es tan bueno ya que al no dilatar muchas veces no arranca el pelo de raíz, si no que lo corta.

Sea el tipo que sea el utilizado es recomendable aplicar en las zonas depiladas algún producto hidratante e incluso algún retardante ya que el poro está abierto (no es el caso de las ceras frías) y actúa de manera más eficaz.